Hoy en día la transfusión sanguínea es más que extraer sangre a un donante para ponerla a un paciente.
La transfusión moderna procura administrar a cada paciente sólo los componentes de la sangre que le hacen falta.

La "terapia por componentes" disminuye el riesgo de efectos adversos de la transfusión y asegura que se consiga el máximo rendimiento de cada donación de sangre. Es frecuente que los componentes de una donación única se utilicen para tratar a varios pacientes con enfermedades diferentes. Eso es posible gracias a la ayuda de sencillas técnicas de centrifugación, congelación y descongelación, que permiten separar las diferentes células (glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas) y el plasma, dando lugar a diversos productos sanguíneos con una composición, una forma de conservación y un uso transfusional propios

 

Está constituida por la sangre obtenida del donante y la solución utilizada para mantenerla anticoagulada y conservada en condiciones óptimas. La sangre total contiene todos los elementos sanguíneos y se conserva en cámaras frigoríficas a 4ºC durante 28 días.

 
Se obtiene de la separación, por centrifugación, de la mayor parte del plasma de una unidad de sangre total. Está formado por glóbulos rojos y una pequeña cantidad de plasma. Su conservación se realiza en las mismas condiciones que la sangre totsal y dura 42 días. Es el producto más indicado en el tratamiento de la mayor parte de las anemias
Son las plaquetas procedentes de la sangre total suspendidas en un pequeño volumen de plasma, unos 60 ml, obtenidos a partir de la centrifugación de plasma proveniente de la primera separación. Las plaquetas sólo se pueden conservar 5 días a 22ºC.
Se utilizan fundamentalmente en enfermedades graves acompañadas de una disminución importante de plaquetas, tales como leucemias, algunos cánceres, etc.
Es un producto de muy poco volumen, 10-20 ml, obtenido a partir de la congelación rápida y la posterior descongelación lenta del plasma.
Contiene todas las proteínas plasmáticas que precipitan por la acción del frío (fibrinógeno, factor VIII). Se conserva congelado durante un año.
Su empleo está indicado en las carencias de fibrinógeno, factor VIII y factor Willebrand, que son tres factores importantes para la coagulación de la sangre.
Una vez se han separado los hematíes y las plaquetas, el plasma que nos queda se congela por debajo de -30ºC. Esta congelación se debe hacer durante las primeras 6-8 horas de la extracción para preservar los factores de la coagulación que posee.
El plasma fresco congelado se somete posteriormente a una serie de procesos para aislar las diferentes fracciones plasmáticas.
 
 
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11-May-2011